El peligroso antisocial Gilberto Ventura Ceballos, quien está implicado en los homicidios de los cinco panameños de ascendencia china en La Chorrera, se fugó la tarde de ayer, miércoles, de La Joyita.
Este hombre de 41 años y de nacionalidad dominicana estaba desde hace cinco años en este centro penitenciario a la espera de juicio y se encuentra a órdenes del Segundo Tribunal Superior de Justicia, al igual que su compinche Alcibiades Méndez y otras personas que están implicadas en este hecho que conmocionó a la ciudadanía panameña en el año 2010.
Lo que llama la atención y crea una suspicacia es que la celda en donde se encontraba Ventura Ceballos es de máxima seguridad y para ingresar a ella hay que pasar por varios controles.
¿Quién estará detrás de esta fuga? Es lo que tendrán que determinar las autoridades.
Un comunicado que envió el Ministerio de Gobierno a través del Sistema Penitenciario informa que Ventura Ceballos estaba recluido en el pabellón antes mencionado, de donde fue sacado por unidades de la Policía Nacional para recibir la visita de su abogado.
Se conoció, según los reportes del Sistema Penitenciario, que el privado de libertad era trasladado por una unidad policial que está a cargo de la seguridad del pabellón número 7 de La Joyita para entregar unos documentos a su abogado, minutos después se confirmó la fuga.
Enojo y preocupación
Eloy Chong, presidente de la Sociedad China en Panamá Oeste, señaló que se encuentran preocupados por lo ocurrido y que espera que las autoridades hagan su trabajo y logren recapturar a Ventura Ceballos lo más pronto posible.
Chong además indicó que la justicia es lenta y por eso es que pasan estas cosas.
Los familiares de las víctimas no han podido cicatrizar sus heridas y muchos de ellos vendieron sus negocios que tenían en La Chorrera para retirarse hacia el extranjero, mientras que otros se fueron a vivir a la ciudad capital.
Ventura fue detenido en el 2011 en República Dominicana, donde quiso borrar sus huellas dactilares y pintó su cabello para no ser reconocido.
Por: J. Cornejo y R. Vega